Paseando [Libre]

Camine por los pasillos de la Academia. Siendo alumna de tercer grado, ya los conocia casi a la perfeccion.
Vi el cielo, tenia un tono frio, justo como en la estacion que estabamos: Invierno. Parecia estara triste o pensante.
Me detuve un poco, casi esperando ver un fantasma. Salian de donde fuera, a veces ni siquiera los esperabas cuando, puff, ya estaban frente de ti.
Me recargue en una barda, con los brazos cruzados, no se que me esperaba encontrar.

Vi el rubio inconfundible de Milly.

Me acerque a ella, sonriendo, aunque ya sabia que solo veria la cara seria que tenia siempre en sus labios.

-¿Hola, Milly, porque tan alejada de la sociedad?

Mire a Stephan, tratando de no mirarlo a los ojos, pues solo lograria molestarme, no me agradaba que cazara fantasmas, porque ahi estaba incluida Luna.
-Porque queria alejarme de los mujeriegos. Pero veo que no funciono.-le dije de forma burlona, luego por fin pude sonreir. El chico era simpatico

-Siempre con tu sentido del humor tan especial-le dije sonriendo al ver que ella sonreia, ese habia sido mi unico cometido.

Mire a los lados y meti mis manos en los bolsillos.
-Que te pareceria pasear?

Lo mire un buen rato, y luego asenti.
-No tengo nada mejor que hacer, deja que me consiga un hobbi y eso se acaba-dije como bromiando y colocandome a su lado, comenzando a caminar.

Sonrei por su comentario, siempre tan sarcastica.

-Mientras tengo una amiga con quien pasar el rato-le dije, ya hace tiempo habia dejado de pretenderla, pues como amiga me la pasaba muy bien con ella.

Y era una buena persona.

-Bueno, y que cuentas de tu vida, Stephan?-le pregute sonriendo, era uno de los pocos humanos con quienes hablaba bien y no me juzgaban de rara.
Vi el suelo, estaba blanco por la nieve del invierno

-Pues no mucho, de cazaria, como siempre, creo que ya no estoy seguro de querer cazar a Luna, veras, tu tia me esta agradando mucho-respondi, con la vista perdida en los alrededores.

-Eso es bueno, no te metas con mi familia, aunque este muerta o te dare una buena tunda-le dije, sonriendole y dandole un golpe en el brazo a modo de aviso.